Tu navegador no soporta JavaScript!

19 febrero, 2024

El amor desde la mirada Frankliana.

Como profesionales que nos podemos encontrar ante el difícil escenario de la pérdida gestacional, resulta de gran importancia manejarse no sólo con profesionalismo, sino con una profunda empatía hacia el proceso que está enfrentando la persona. Por supuesto, el acto de ser empático no puede limitarse al entendimiento de una emoción, sino que también debe estar fundamentado en áreas de conocimiento que colaboren de manera activa y efectiva con la percepción de quien está atravesando dicho duelo. 

Es así que se encuentra una valiosa herramienta que es la logoterapia. Este enfoque de la psicoterapia fue acuñado por el Dr. Viktor Frankl, sobreviviente de los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial quien, tras el duelo de haber perdido a su esposa, padres y hermano, postula los fundamentos de la logoterapia.

Del griego “logos” que representa sentido, significado y propósito; y “therapeia”, referente a curación y tratamiento, la logoterapia se define como el tratamiento para encontrar sentido a la vida. “Sanar a través del sentido” es la máxima que fundamenta las raíces de la logoterapia y que se apoya de valores tan poderosos, inefables, fundamentales y dignificantes como el amor

Definir el amor es una tarea que cae en la subjetividad de la experiencia personal. Si nos pidieran a cada uno de nosotros precisar qué es el amor, tendríamos tantas respuestas como personas, ya que todos hemos experimentado el amor de formas diferentes. Ya sea amor entre padres, hermanos, parejas románticas, etcétera, éste es un sentimiento sobre el cual no se tiene una definición precisa, sino que tendemos a recurrir a metáforas e ideas para intentar representarlo.

De cualquier forma, el común denominador entre todos es el hecho de que el ser humano, en su constante búsqueda por el sentido, siempre encuentra en su camino el amor.  Por ello, el Dr. Viktor Frankl lo define como la meta última y más alta a la que puede aspirar un ser humano y que, aún desposeído de todo en este mundo, puede conocer la felicidad, si contempla al ser querido.

El amor es un fenómeno específicamente humano, es un acto existencial por excelencia. Se caracteriza por su carácter de encuentro, una relación de persona a persona, en la que se busca en la persona espiritual del otro lo que hay de único e irrepetible. Es en este acto espiritual en el que captamos “intencionalmente” a otra persona espiritual que se sobrevive en cierto modo a sí mismo y cuando su contenido tiene verdadera validez, la conserva de una vez y para siempre.

El amor todo lo trasciende, dejando atrás aspectos físicos y de carácter, pues se dirige hacia la persona misma del ser amado, viéndolo como un ser único e irrepetible. El amor no es, por tanto, un “mérito”, sino una “gracia” y no sólo eso, sino un “encanto”. Así, el amor hechiza al mundo y lo transfigura, dotándolo de valor adicional y abriendo el espíritu al mundo en plenitud. No es que el amor haga al hombre ciego, por el contrario, le abre los ojos y le agudiza la mirada.

Así, aparte de la gracia del ser amado, y del encanto, se destaca el portento del amor, ya que por él se da vida. Un nuevo ser, lleno a su vez del misterio del carácter peculiar y singular de su existencia. 

Es así que, ante vivencias en que el dolor suele reinar, como lo es el caso de la pérdida gestacional, el amor deberá tomar una fuerza que se sobreponga ante todo. Será entonces algo más que un estado emotivo, sino un acto intencional, donde la esencia no depende de la existencia y se halla consiguientemente por encima.  

Así y solamente así, puede comprenderse que el amor sea capaz de sobreponerse a la muerte del ser amado, de sobrevivir. Sólo así se comprende que el amor puede ser más fuerte que la muerte.  

Como lo experimentó Viktor Frankl, quien entendió que el amor inagotable y perpetuo a su esposa era infinitamente más relevante que su existencia carnal, una persona que atraviesa por la pérdida gestacional de un nuevo ser ha de valerse del amor ya existente y poderoso hacia su hijo, para sobrellevar el dolor.

En momentos donde queda sólo la intangibilidad del amor, la logoterapia, de la mano de su creador Viktor Frankl, es de gran valía en el apoyo ante la pérdida para entender, como en su momento lo hizo Frankl que “los ángeles se pierden en la contemplación perpetua de la gloria infinita”.

Psic. Anneliesse Flor.

Comunidad SOPHIA.

Comentarios

3 respuestas a “El amor desde la mirada Frankliana.”

  1. . María Esther Cardoso dice:

    Muchas gracias Ana por puro

  2. Comparto totalmente lo que expresas Annelisse, inspira y te recuerda como el amor es una vía directa hacia el sentido

  3. María del Carmen Alva dice:

    Gran y poderoso mensaje sobre el amor, llena de esperanza.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *